Enseñanza
situada: Vínculo entre la escuela y la vida.
La
evaluación auténtica centrada en el desempeño: Una alternativa para evaluar el
aprendizaje y la enseñanza.
Díaz Barriga, Frida.
(2005).
Introducción:
La evaluación constituye un
procedimiento continuo o sistemático,
mediante el cual conocemos el estado o situación en la que se encuentra
el alumno, así como los logros o avances que va teniendo en un tiempo
determinado.
Es por ello que en el
presente documento hablare sobre una perspectiva que resulta acorde con los
postulados de los enfoques experiencial y situado: la evaluación auténtica.
Hacia
una evaluación auténtica de aprendizajes situados

En la perspectiva situada,
la enseñanza se organiza en torno a actividades auténticas, y la evaluación
requiere guardar congruencia con ellas, de tal manera que también exista una
evaluación auténtica. La premisa central de una evaluación auténtica es que hay
que evaluar aprendizajes contextualizados. En palabras de Herman,este tipo de
evaluación se caracteriza por “demandar que los aprendices resuelvan
activamente tareas complejas y auténticas mientras usan sus conocimientos
previos, el aprendizaje reciente y las habilidades relevantes para la solución
de problemas reales”. es por eso que la evaluación auténtica se enfoca en el
desempeño del aprendiz e incluye una diversidad de estrategias de
instrucción-evaluación no sólo armónicas, sino rigurosas.
La evaluación centrada en el
desempeño demanda a los estudiantes demostrar que poseen ciertas conductas o habilidades
en situaciones de prueba ex profeso. La evaluación auténtica va un paso más
allá en el sentido de que destaca la importancia de la aplicación de la
habilidad en el contexto de una situación de la vida real.
En congruencia con los
postulados del constructivismo, una evaluación auténtica centrada en el
desempeño busca evaluar lo que se hace, así como identificar el vínculo de
coherencia entre lo conceptual y lo procedural, entender cómo ocurre el
desempeño en un contexto y situación determinados, o seguir el proceso de
adquisición y perfeccionamiento de determinados saberes o formas de actuación.
Asimismo, implica un la autoevaluación
por parte del alumno, pues la meta es la promoción explícita de sus capacidades
de autorregulación y reflexión sobre su propio aprendizaje. En este sentido es
una evaluación de proceso y formativa, donde son prácticas relevantes la
evaluación mutua, la coevaluación y la autoevaluación.
Es importante mencionar que
la evaluación auténtica centrada en el desempeño resulta una opción excelente
para valorar las competencias, pues se evalúan diversos aspectos que desarrolla
el aprendiz.
Las
rúbricas

las rúbricas son estrategias
que apoyan al docente tanto en la evaluación como en la enseñanza de
actividades generativas, en la elaboración de proyectos, la producción oral y
escrita, así como en las investigaciones y el trabajo práctico de los
estudiantes. Resultan apropiadas no sólo en el campo del aprendizaje
científico, sino en la evaluación de procesos y productos relacionados con
arte, diseño e intervención profesional, entre otras.
Hay que destacar que las
rúbricas son pertinentes para evaluar tareas que no implican respuestas
correctas o incorrectas en el sentido tradicional del término, sino más bien
aquéllas donde lo importante es decidir el grado en que ciertos atributos están
o no presentes en el desempeño del alumno.
Elaboración
y calificación de rúbricas procedimiento
1. Determinar las
capacidades o competencias que se pretende desarrollar en los alumnos. Precisar
los contenidos y aprendizajes específicos deseados, e indicar las tareas y
prácticas educativas pertinentes.
2. Examinar modelos.
Recopilar y analizar ejemplos de trabajos y desempeños buenos y no tan buenos;
identificar las características de los mismos así como las de los alumnos que
los elaboraron, clarificar los apoyos a la enseñanza necesarios por parte del propio
docente.
3. Seleccionar los criterios
de evaluación. Tomar en cuenta el análisis de los modelos revisados para
iniciar una lista de lo que define la calidad del desempeño en un trabajo
escolar determinado. Identificar la evidencia que debe producirse en relación
con los procesos y/o productos que se busca enseñar y evaluar.
4. Articular los distintos
grados de calidad. Desarrollar una matriz o parrilla de verificación. Conectar
en ella los criterios y los niveles de desempeño progresivos. Se puede iniciar
con los desempeños extremos: los niveles de calidad más altos y bajos, y
después llenar en el medio los desempeños intermedios.
5. Compartir y validar la
rúbrica con los estudiantes. Discutir con ellos su sentido y contenido,
practicar la evaluación con algunos ejemplos del trabajo que se realiza en
clase o con algunos modelos. Ajustar la rúbrica.
6. Utilizar la rúbrica como
recurso de autoevaluación y evaluación por pares. Enseñar a los alumnos su
empleo en situaciones auténticas de enseñanza-aprendizaje, dar a los alumnos la
oportunidad de detenerse a revisar su trabajo, así como a reflexionar sobre la
utilidad y forma de uso de la rúbrica misma.
7. Evaluar la producción
final. Comparar el trabajo individual/por equipos de los alumnos según sea el
caso, con la rúbrica para determinar si se logró el dominio esperado del
contenido.
8. Conducir la evaluación
del docente y comunicar lo procedente, con la misma rúbrica que han venido
trabajando los estudiantes. Prever de manera realista los cambios requeridos en
la enseñanza y los apoyos a los alumnos como consecuencia de la evaluación
realizada.
El manejo propuesto en los
puntos anteriores nos acerca al empleo de las rúbricas como verdaderas
estrategias de enseñanza o estrategias docentes, en el sentido de
procedimientos y ayudas que el profesor o agente de enseñanza utiliza de manera
flexible, adaptativa, autorregulada y reflexiva para promover el logro de
aprendizajes significativos en los alumnos.
El
portafolios como instrumento de evaluación del aprendizaje y la enseñanza
La evaluación del
aprendizaje y la enseñanza basada en el portafolios adquiere una presencia
creciente en el campo de la evaluación educativa, y tal vez es hoy en día la
estrategia de evaluación alternativa y auténtica más socorrida. Su éxito
creciente se debe a que permite evaluar
lo que las personas hacen, no sólo lo que dicen que hacen o lo que creen saber.
Puesto que se centran en el desempeño mostrado en una tarea auténtica, los
portafolios permiten identificar el vínculo de coherencia entre los saberes
conceptual y procedimental, entender cómo ocurre el desempeño en un contexto y
situación determinada, o seguir el proceso de adquisición y perfeccionamiento
de determinados saberes o formas de actuación.
De esta manera, la evaluación
mediante portafolios suele contraponerse directamente a las evaluaciones
centradas en instrumentos estáticos de lápiz y papel, que sólo permiten
explorar la esfera del conocimiento declarativo, sobre todo de tipo factual, o
a las escalas e instrumentos de opinión e instrumentos de autorreporte, en
donde los alumnos dicen que saben hacer o mencionan lo que creen saber, pero no
ofrecen evidencia de su desempeño real.
¿Qué es un portafolios?
Autores como Airasian (2001), Arends (2004) o McKeachie (1999) definen al
portafolios como una selección o colección de trabajos académicos que los
alumnos realizan en el transcurso de un ciclo o curso escolar (o con base en
alguna dimensión temporal determinada) y se ajustan a un proyecto de trabajo
dado.
El término "portafolios" deriva de las colecciones de modelos,
fotógrafos, arquitectos, diseñadores o artistas, donde se demuestra la calidad
o nivel alcanzado en su trabajo. No es una colección al azar o de trabajos sin
relación, por el contrario, muestra el crecimiento gradual y los aprendizajes
logrados por los autores en relación con el currículo o actividad profesional
en cuestión. En el contexto escolar, la evaluación mediante portafolios también
recibe el nombre de “método de carpeta”.
La evaluación mediante
portafolios es una evaluación del desempeño, y en determinadas situaciones se
convierte en una evaluación auténtica (Arends, 2004). Es una evaluación del
desempeño porque los estudiantes tienen que demostrar que son capaces de
ejecutar determinadas tareas (escribir un ensayo, resolver un problema,
conducir una indagación) y porque se evalúa el conocimiento procedural, no sólo
el declarativo, al incursionar incluso en la actitud y disposición hacia el
trabajo realizado. Puede convertirse en una evaluación auténtica si la
demostración de los aprendizajes buscados ocurre en escenarios de la vida real,
en situaciones de probada relevancia social o profesional.
Los trabajos que pueden integrar un
portafolios son de muy diversa índole: ensayos, series de problemas resueltos,
trabajos artísticos, exámenes, tareas extraclase, proyectos específicos,
trabajos colectivos, comentarios a lecturas realizadas, autorreflexiones,
reportes de laboratorio, hojas de trabajo, videos, cintas de audio y planes,
entre otros. Es decir, suelen integrar la diversidad de trabajos que en este
texto caracterizamos en el ámbito del aprendizaje experiencial y vinculados a
actividades generativas enfocadas a proyectos situados en contextos reales
(véase los capítulos respectivos).
De esta manera, la evaluación por
portafolios es una opción viable cuando se tienen que resolver problemas,
generar proyectos o analizar casos, y sobre todo, cuando los alumnos realizan
propuestas originales. Por otro lado, la evaluación mediante portafolios
resulta compatible y se complementa con otras evaluaciones centradas en el
desempeño, por ejemplo, con las rúbricas antes descritas y con otros instrumentos
de autoevaluación, observación y reporte del desempeño.
El
portafolios electrónico

Una gran ventaja del
portafolios electrónico es que se pueden adicionar imágenes, fotografía, video,
sonido y música, entre otros recursos. Por otro lado, para los alumnos ofrece
la oportunidad de aprender de manera situada diversas habilidades informáticas,
artísticas y electrónicas.
La
autoevaluación como práctica reflexiva y autorreguladora
la autoevaluación puede
tomar la forma de una realimentación autogenerada que conduzca al alumno a
valorar su propio trabajo de manera lúcida, honesta y con un nivel de
introspección y reflexión lo bastante profundo. Dicha valoración, por supuesto,
tiene como cometido principal la comprensión y mejora de los procesos y
producciones de aprendizajes personales y compartidos.
Conclusiones

·
las evaluaciones alternativas como las que
hemos explicado pueden incluso revelar mayores disparidades o lagunas en las
competencias de los alumnos que sus contrapartes enfocadas en explorar el
conocimiento declarativo, dichas evaluaciones se tienen que desarrollar y
emplear con cuidado y pertinencia.
- · Tanto en el caso del portafolios como en el de las rúbricas o otros instrumentos de evaluación auténtica, se afirma que lo que se pretende es proponer indicadores contextuados y lo más precisos posible del desempeño del aprendiz, que el enfoque de la evaluación que propugnan es más cualitativo que cuantitativo, que interesa explorar los procesos de crecimiento y avance de alumnos y/o docentes y que necesariamente integran elementos de autoevaluación y reflexión.
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